A pesar de las incertidumbres macroeconómicas globales, el deporte ha demostrado ser un sector resiliente y altamente atractivo para los inversores.
Según el informe 2025 Sports Investment Outlook de Deloitte, las inversiones en propiedades deportivas crecieron un 25% entre 2023 y 2024.
Uno de los datos más destacados es que el 48% de los activos deportivos adquiridos el año pasado estaban en Europa, superando por primera vez a Norteamérica.
Este cambio refleja una diversificación en las estrategias de inversión, impulsadas por el creciente atractivo del fútbol como activo global.
Los acuerdos de participación minoritaria también ganan protagonismo. Inversores institucionales y firmas de capital privado están optando por entrar en clubes y competiciones a través de fórmulas que no requieren control total, pero sí ofrecen exposición a un mercado sólido y en crecimiento.
Norteamérica, sin embargo, sigue liderando en volumen de inversión, con un 55% del total mundial, aunque ha perdido 5 puntos porcentuales frente a 2023.
Esta tendencia apunta a un mercado más competitivo, dinámico y globalizado, donde el fútbol se consolida como el principal motor de inversión.