Una disputa comercial que resurge
Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, su política comercial agresiva ha vuelto a poner sobre la mesa un viejo conflicto: la exportación de pollo estadounidense al mercado europeo. Aunque desde 1997 la Unión Europea y Reino Unido vetan esta carne, EE.UU. insiste en reabrir ese mercado.
Diferencias en las normas sanitarias
¿Por qué la UE dice no al pollo de EE.UU.?
La principal razón detrás del rechazo europeo está en las diferencias en las prácticas de producción. Mientras que en la UE se prioriza la prevención en la etapa precosecha (cuando el animal está vivo), en EE.UU. se apuesta por métodos postcosecha, como el uso de desinfectantes tras el sacrificio del ave.
Uno de los métodos más polémicos fue el llamado “pollo clorado”, en el que los animales eran rociados con soluciones a base de cloro para eliminar bacterias como Salmonella o Campylobacter.
Posturas enfrentadas sobre el uso de químicos
La UE prohíbe productos que no estén explícitamente aprobados, mientras que EE.UU. permite el uso de químicos siempre que no estén prohibidos, lo que ha generado tensiones constantes. Aunque hoy en día se usan alternativas al cloro, como el ácido peracético o el ácido láctico, Europa sigue considerando que estas prácticas pueden ocultar deficiencias sanitarias en la producción.
¿Es más seguro el pollo europeo?
No necesariamente. Aunque las normativas sanitarias europeas son más estrictas, ambas regiones enfrentan tasas elevadas de enfermedades por bacterias presentes en la carne. La UE, por ejemplo, registra más casos de campilobacteriosis, mientras que EE.UU. tiene mayor prevalencia de Salmonella.
Esto demuestra que ninguna estrategia es infalible. La seguridad alimentaria es una cadena compleja, y la presencia de microorganismos no depende solo del tratamiento final del producto.
¿Y América Latina?
México y Cuba, grandes importadores
Mientras Europa cierra sus puertas, América Latina se ha convertido en un mercado importante para el pollo estadounidense. México, por ejemplo, es el mayor comprador mundial de carne avícola de EE.UU., con importaciones por más de 1.500 millones de dólares anuales.
Cuba, Guatemala, República Dominicana, Colombia, Perú y Chile también figuran entre los principales importadores.
Brasil, el competidor regional
Brasil, como primer exportador mundial de pollo, domina muchos de los mercados en la región. Aun así, la carne de EE.UU. sigue teniendo presencia destacada, gracias a sus costos competitivos y acuerdos comerciales.
¿Un conflicto político más que técnico?
Más allá de las bacterias y los químicos, esta disputa refleja dos filosofías alimentarias distintas. Mientras Europa privilegia la prevención y el control desde el inicio del proceso, EE.UU. confía en soluciones tecnológicas al final de la cadena. El trasfondo también es político, con intereses económicos y posturas ideológicas en juego.
¿Y qué tiene que ver esto con tu salud?
La historia del “pollo clorado” es una muestra de cómo las decisiones políticas afectan lo que comemos. Como consumidores, es importante estar informados sobre los procesos detrás de los productos que llegan a nuestra mesa.
Y si este tema te interesa, no te pierdas este artículo sobre otro giro en la política alimentaria estadounidense: EE.UU. prohibirá varios colorantes alimentarios a partir de 2027 —un cambio que también revela cómo la ciencia y la presión social están transformando lo que consideramos «comida segura».