La obesidad, además de ser un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares y metabólicas, también se perfila como una causa directa del cáncer de hígado.
Según Guadalupe Sabio, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), este tipo de cáncer está en aumento, especialmente entre hombres con obesidad, quienes presentan hasta cuatro veces más probabilidades de desarrollarlo que las mujeres.
Uno de los factores clave es la inflamación crónica de bajo grado, provocada por el tejido adiposo disfuncional, que genera señales constantes al sistema inmunológico, favoreciendo un entorno propicio para el desarrollo tumoral.
Esta inflamación no sólo es difícil de detectar, sino que es persistente y silenciosa, lo que agrava su impacto en órganos como el hígado.
Actualmente, el CNIO estudia cómo la obesidad altera el tejido adiposo, cómo afecta a las células inmunes del hígado, y qué proteínas específicas están involucradas en este proceso.
El objetivo: encontrar biomarcadores tempranos y nuevas dianas terapéuticas para frenar esta enfermedad.
Sabio subraya la importancia de los nuevos tratamientos contra la obesidad —como los fármacos ya aprobados en Estados Unidos— no sólo por su capacidad para reducir el peso, sino por su potencial para revertir las alteraciones moleculares asociadas al cáncer hepático.
Este enfoque multidisciplinar, que combina investigación en pacientes, modelos animales y cultivos celulares, abre una nueva vía para combatir uno de los cánceres más difíciles de tratar.