Cada pregunta a la IA tiene un coste: medio litro de agua por interacción con ChatGPT
En un mundo cada vez más digitalizado, la comodidad de acceder a herramientas como ChatGPT o asistentes virtuales nos hace olvidar lo que hay detrás: un gran consumo energético y un considerable impacto ambiental.
Así lo explica la investigadora española Marina Otero Verzier, afiliada a universidades como Harvard y Columbia, que lleva años investigando el coste ecológico de las infraestructuras tecnológicas.
La cara invisible de la inteligencia artificial
Otero señala que cada interacción con plataformas como ChatGPT requiere un proceso computacional complejo, respaldado por servidores que consumen recursos y, sobre todo, agua, utilizada para refrigerar estos centros de datos.
La cifra es impactante: una sola interacción equivale a verter medio litro de agua.
“Debemos tener la misma sensibilidad con la IA que cuando cerramos el grifo para ahorrar”, advierte Otero.
El problema no es solo el consumo energético, sino la falta de transparencia en los datos sobre este impacto.
Responsabilidad individual y colectiva
Otero hace un llamado a repensar nuestra relación con la tecnología.
Si bien reconoce que herramientas como la IA ofrecen beneficios incuestionables, urge a fomentar un uso más consciente, eficiente y sostenible.
Países como Chile ya están tomando medidas, pero aún queda mucho por hacer.
¿Soluciones? Más transparencia y conciencia
El primer paso, según la investigadora, es visibilizar el coste oculto de las plataformas digitales y educar a la ciudadanía para fomentar hábitos tecnológicos más responsables.