¿Cómo influye la crisis climática en las enfermedades neurodegenerativas?
Cada vez son más los estudios que analizan los efectos del cambio climático en la salud humana. En particular, recientes investigaciones han comenzado a explorar la posible relación entre el alzhéimer y la exposición a altas temperaturas y contaminación ambiental. En este contexto, un equipo de científicos catalanes ha puesto en marcha un estudio pionero para comprender cómo el clima extremo podría acelerar el desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa.
Natalia Cullell, investigadora de la Mútua de Terrassa y una de las impulsoras de este trabajo, señala: «Cuanto más entendamos este problema, más soluciones podremos plantear». El objetivo principal del estudio es analizar si los extremos de temperatura, especialmente el calor, pueden influir en la progresión del alzhéimer en sus primeras etapas.
Un estudio innovador sobre el alzhéimer y el clima
La investigación se desarrolla en el marco de la primera cátedra en salud y cambio climático de Catalunya, impulsada por la Universitat de Barcelona (UB) y la Fundació Docència i Recerca Mútua Terrassa. Gracias a una subvención de 80.000 euros del programa Investigación Joven del Ayuntamiento de Barcelona, el estudio está en marcha con el propósito de identificar los factores climáticos que podrían estar afectando a pacientes en las primeras fases de la enfermedad.
Según Cullell, este trabajo es uno de los primeros en abordar específicamente la relación entre temperatura, contaminación y neurodegeneración en humanos. «Queremos averiguar si el calor extremo acelera el deterioro cognitivo y qué mecanismos pueden estar involucrados», explica.
Recogida de muestras y análisis de datos
Para llevar a cabo el estudio, los participantes proporcionarán muestras de saliva de forma periódica. Estas muestras permitirán realizar análisis epigenéticos y evaluar biomarcadores asociados al progreso del alzhéimer.
El equipo de investigación ha reclutado al 70% de los voluntarios necesarios y espera obtener resultados significativos en los próximos meses. «Hemos recogido muestras en invierno, y ahora, con la llegada del verano, estudiaremos el impacto del calor extremo», señala Cullell.
Implicaciones y soluciones futuras
Uno de los objetivos clave del estudio es no solo comprender el problema, sino también proponer estrategias para minimizar el impacto del clima en pacientes con alzhéimer. Si se confirma la relación entre temperaturas extremas y el avance de la enfermedad, podrían desarrollarse nuevas recomendaciones médicas y tratamientos adaptados.
«Si logramos identificar qué cambios biológicos se producen con la exposición al calor, podremos desarrollar estrategias para mitigar sus efectos», explica la investigadora. Además, el estudio podría abrir la puerta a futuras investigaciones centradas en la prevención y adaptación de los tratamientos a las condiciones climáticas cambiantes.