La inteligencia artificial ha tomado un rol protagónico en el MotoGP, convirtiendo los datos en el nuevo oro del deporte.
A través de sistemas avanzados de análisis y simulación, los equipos son capaces de predecir el rendimiento de sus motocicletas con una precisión sin precedentes.
La clave está en el uso de gemelos digitales: réplicas virtuales de los circuitos que, junto con un robot mapeador, permiten simular cada curva, aceleración y frenada antes de la carrera real.
Esta tecnología permite ajustar la configuración de las motos con datos concretos, mejorando el rendimiento y la seguridad.
Firmas como Lenovo, que colabora con el equipo Ducati, han desarrollado una plataforma de simulación en la nube que recrea condiciones extremas y analiza variables como temperatura, desgaste de neumáticos y posición del piloto.
Marc Márquez lo resume así: “Si estás cansado, al frenar vas unos centímetros más adelante… eso cambia toda la moto”. Esa precisión solo se consigue con herramientas digitales que integran IA, simulación y sensores en pista.
MotoGP, como la Fórmula 1, se ha convertido en un laboratorio de innovación donde el que mejor gestione los datos, gana. Y la IA no solo corre: también gana.