Un consumo moderado pero constante se asocia a mayores riesgos cardiovasculares, digestivos y metabólicos
Por qué reducir los ultraprocesados es una decisión clave para tu salud a largo plazo
Cada 100 gramos adicionales de alimentos ultraprocesados al día pueden tener un fuerte impacto en tu salud: aumentan en un 14,5 % el riesgo de hipertensión, un 19,5 % el de padecer enfermedades digestivas, y un 5,9 % el de eventos cardiovasculares. También se asocian con un mayor riesgo de obesidad, diabetes, depresión, ansiedad e incluso cáncer, según una revisión de 41 estudios y datos de más de 8,2 millones de adultos.
Estos resultados proceden de una revisión científica presentada por el Colegio Americano de Cardiología, y ponen de relieve una preocupante relación dosis-respuesta: a mayor cantidad de ultraprocesados, mayor el riesgo.
¿Qué se considera un alimento ultraprocesado?
Los productos ultraprocesados son aquellos que han pasado por múltiples etapas industriales y contienen aditivos como azúcares, grasas refinadas, conservantes o potenciadores del sabor. Ejemplos comunes son:
- Refrescos y bebidas azucaradas
- Bollería industrial
- Patatas fritas
- Galletas empaquetadas
- Dulces y chocolates comerciales
Aunque parezcan inofensivos, estos productos presentan una densidad nutricional muy baja y una alta carga calórica, lo que los convierte en un enemigo silencioso de nuestra salud.
Efectos en el cuerpo: más allá de lo visible
Los estudios han detectado posibles vínculos entre el consumo habitual de estos productos y síntomas neurológicos tempranos, como los del Parkinson. Aunque no se ha probado una relación causal directa, los investigadores creen que una dieta más rica en alimentos frescos e integrales puede proteger la salud cerebral.
El cardiológico Xiao Liu también advirtió que los ultraprocesados pueden dañar el organismo a través de múltiples mecanismos: desregulación hormonal, inflamación, resistencia a la insulina, alteración del microbioma intestinal, entre otros.
«Es hora de leer etiquetas, cuestionar la lista de ingredientes y repensar nuestra cesta de la compra».
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Conclusión: pequeños cambios, grandes beneficios
Reducir el consumo de ultraprocesados, incluso de forma moderada, puede marcar una diferencia sustancial en tu bienestar. Más productos frescos, menos etiquetas incomprensibles: tu cuerpo lo agradecerá ahora y en el futuro.