Barcelona sigue avanzando hacia un aire más limpio, marcando un progreso notable en la calidad del aire por segundo año consecutivo. Las estaciones de monitoreo superan los estándares establecidos por Europa, logrando los mejores resultados desde que se iniciaron los registros. Sin embargo, la ciudad aún enfrenta el desafío de cumplir los parámetros más estrictos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Factores clave en la mejora del aire
El Ayuntamiento atribuye esta mejora a medidas como la implementación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) y la renovación de la flota vehicular. Estas iniciativas han reducido la circulación de vehículos contaminantes, contribuyendo significativamente a la disminución de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO₂) y partículas en suspensión (PM).
La teniente de alcaldía de Urbanismo, Laia Bonet, destacó la importancia de seguir apostando por políticas que combinen sostenibilidad y bienestar ciudadano. «Vamos por el buen camino, pero debemos continuar evolucionando hacia una ciudad más saludable y sostenible», afirmó.
Resultados concretos y un impacto positivo en la salud
En 2023, la media de NO₂ en las estaciones de medición se situó en 30 microgramos por metro cúbico, frente a los 33 microgramos del año anterior. Gràcia-Sant Gervasi, una de las zonas más expuestas al tráfico rodado, mostró una mejora significativa, alcanzando niveles de 27 microgramos por metro cúbico.
Esta evolución positiva también se refleja en la salud pública. Según Marta Villanueva, concejala de Salud, la exposición crónica a la contaminación se asocia con enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Sin embargo, en comparación con los años 2018-2019, la mortalidad atribuida a la contaminación disminuyó en unas 500 muertes anuales.
Retos hacia el futuro
A pesar de los avances, Barcelona todavía debe reducir los niveles de contaminación para cumplir con las metas fijadas por la Unión Europea para 2030 y las recomendaciones de la OMS. El compromiso del Ayuntamiento con políticas más estrictas, como la expansión de la ZBE y la apuesta por una movilidad más sostenible, será crucial para consolidar estos logros.
La mejora de la calidad del aire en Barcelona no solo beneficia al medio ambiente, sino que también marca un paso hacia una ciudad más habitable para sus habitantes.