Un estudio del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) revela que el 46% de los peces analizados en el Mediterráneo contienen microplásticos, lo que refleja el alarmante deterioro de este ecosistema marino. La contaminación por plásticos, metales pesados e hidrocarburos está afectando no solo a la fauna marina, sino también a la salud humana.
Factores de degradación ambiental en el Mediterráneo
El Mediterráneo, reconocido por su biodiversidad, enfrenta amenazas graves como el aumento de temperatura, la urbanización incontrolada de la costa y la sobrepesca. Estos factores han intensificado la degradación ambiental, según advierten los investigadores del ICM-CSIC.
Uno de los hallazgos más preocupantes es la presencia generalizada de microplásticos en los peces, lo que indica una gestión ineficiente de los residuos. «El problema se agrava porque no estamos reduciendo ni gestionando la basura de manera adecuada», afirma Esther Garcés, una de las investigadoras del estudio.
Contaminación por metales pesados e hidrocarburos
Además de los plásticos, se han detectado niveles alarmantes de metales pesados y compuestos orgánicos persistentes, como hidrocarburos y retardantes de fuego. Las emisiones industriales, particularmente las de la industria del embalaje de alimentos, la generación de energía y la fabricación de metales, están contribuyendo a esta crisis ambiental.
Los residuos marinos en la costa catalana provienen en un 60% de plásticos, convirtiendo al Mediterráneo en uno de los mares más contaminados del mundo. «Si los estados no actúan de manera conjunta, será difícil resolver este problema», enfatiza Garcés.
Impacto en la biodiversidad marina
El calentamiento acelerado del mar, junto con la sobrepesca, está alterando la biodiversidad. En estaciones de monitoreo como el Estartit y la Bahía de Blanes, la temperatura del agua ha aumentado entre 0,3 y 0,8 grados por década, lo que impacta directamente en los ecosistemas marinos.
Menos del 10% del Mediterráneo está protegido y solo el 0,04% tiene prohibición total de pesca, una cifra insuficiente para la recuperación de especies.
La urbanización excesiva, una amenaza clave
Según el estudio, la principal amenaza para la costa catalana es la «urbanización excesiva», que ha alterado drásticamente los hábitats litorales. «Hemos reemplazado marismas por cemento e impermeabilizado toda la costa», lamenta Garcés.
Conclusión
El estudio del ICM-CSIC hace un llamado a la acción urgente para frenar la contaminación marina y proteger la biodiversidad del Mediterráneo. La reducción de plásticos, una mejor gestión de residuos y el refuerzo de las áreas protegidas son esenciales para revertir esta crisis ambiental.